7/4/16

¿Son los drones seguros?



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Mucha gente nos hace siempre esta pregunta: ¿Son los drones seguros? Nosotros pensamos que sí, pero no estamos tan seguros de que todo el mundo piense de la misma manera.

¿Cuál es vuestra opinión sobre los drones o UAV (Unnamed Aerial Vehicle)? ¿Progreso o retroceso? ¿Realidad o ficción? Escribidnos y explicádnoslo. Estamos interesados en saber vuestra opinión.
20/5/13

Fútbol



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En medio de la noche oscura, el autobús gira violentamente. Nadie se queja. Nadie tiene ánimos para hacerlo. "El Santamaría en la final otra vez", dicen las portadas de los periódicos y hasta de un magazine cultural. Ya nada parece importarles. Después de todo, esas decenas de trofeos no son más que copas vacías.

Sentado al frente, el entrenador Ignacio Alameda bosteza aburrido e intenta mirar a través del cristal para distraerse de todo aquello que pueda generar en él la menor emoción. Al verlos pasar, la gente salta y agita las bufandas azules que llevan puestas alrededor del cuello. Alameda sonríe falsamente y retira la mirada con discreción. Nadie habla, y lo único que puede sentirse es la música que el conductor, enano y calvo, escucha por la radio. Bailoteando sentado, no es capaz de darse cuenta de que acaba de irse por un camino equivocado.

-¡Eh! -grita Ignacio, secándose el sudor de la frente con un pañuelo.

El conductor da un frenazo y gira a la izquierda. La radio se apaga, y a los oídos del entrenador llegan los gritos de los cientos de aficionados que los esperan a la entrada del estadio. Alameda es el primero en bajar junto a Vicente Cobo, su ayudante y mano derecha. La gente se acerca corriendo hacia ellos y, antes de que lo hayan rodeado con sus cientos de brazos, deseosos de tocar a su ídolo con la yema de los dedos, éste tiene tiempo para murmurar: "¡Qué idiotas!".

Poco a poco van abriéndose paso para entrar al imponente recinto y, una vez dentro, se dirigen por un oscuro túnel al vestuario local. El hombre se tapa la nariz, esperando sentir el mismo olor a sudor de siempre, pero, al llegar el fresco olor del detergente a sus fosas nasales, se siente ligeramente reconfortado. Mientras, los integrantes del equipo se van acomodando cada uno en su sitio y se visten de corto. Una vez que lo han hecho, todos lo rodean, esperando una de aquellas legendarias frases con las que conseguía motivarlos en los viejos tiempos. Pero Ignacio no dirá nada. Sabe que será despedido tras este partido, y ya nada le importa.

-Ganaréis -dice finalmente-, ya que uno de vosotros cobra más que todos vuestros rivales juntos.

Y probablemente sea cierto. Gracias a él, el equipo ha llegado a tal grado de perfeccionamiento que esos pobres diablos, que han llegado a la final casi de milagro, no son rivales para ellos. 

Tras el partido se irá, ni contento ni triste, y, sin despedirse de sus jugadores, se subirá a su coche. Tendrá un accidente y morirá en el acto.


19/12/12

Encender una hoguera, cuento de Jack London



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Acababa de amanecer un día gris y frío, enormemente gris y frío, cuando el hombre abandonó la ruta principal del Yukón y trepó el alto terraplén por donde un sendero apenas visible y escasamente transitado se abría hacia el este entre bosques de gruesos abetos. La ladera era muy pronunciada, y al llegar a la cumbre el hombre se detuvo a cobrar aliento, disculpándose a sí mismo el descanso con el pretexto de mirar su reloj. Eran las nueve en punto. Aunque no había en el cielo una sola nube, no se veía el sol ni se vislumbraba siquiera su destello. Era un día despejado y, sin embargo, cubría la superficie de las cosas una especie de manto intangible, una melancolía sutil que oscurecía el ambiente, y se debía a la ausencia de sol. El hecho no le preocupaba. Estaba hecho a la ausencia de sol. Habían pasado ya muchos días desde que lo había visto por última vez, y sabía que habían de pasar muchos más antes de que su órbita alentadora asomara fugazmente por el horizonte para ocultarse prontamente a su vista en dirección al sur.
16/12/12

Noticias frescas



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Hace bastante tiempo que no publicamos. Usted, fiel lector que nos visita cada día, ya lo habrá notado. Pero tenemos una excusa. Como puede ver, hemos estado trabajando en el diseño de la revista, y hemos conseguido un formato mucho menos "cargado", más amigable a la vista.

Y tenemos otra. Últimamente, hemos estado desbordados de trabajo. Son muchas las colaboraciones y muy pocos los encargados de leerlas. Pero hoy mismo hemos vuelto, y arrancamos con fuerza. ¡No olvide volver a visitarnos!
1/12/12

Ocho poemas de Gustavo Galliano



Publicamos a continuación ocho poemas que Gustavo Galliano, muy amablemente, ha enviado a nuestro correo electrónico.
21/11/12

El campo, cuento de Juan José Morosoli



El negro Sabino se consideró siempre un hombre feliz.

Hasta aquel día en que fue con su patrón —Correa— a lo del finado Antúnez. Él era feliz porque allí tenía todo lo que se necesitaba para ser feliz, según su propio pensamiento; yerba, carne, tabaco y caña.


Foto: Linda Hartley
 

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